Hola,aquí os dejo dos poemas de Becquer:
AMOR ETERNO
PODRÁ NUBLARSE EL SOL ETERNAMENTE;
PODRÁ SECARSE EN UN INSTANTE EL MAR;
PODRÁ ROMPERSE EL EJE DE LA TIERRA COMO
UN DÉBIL CRISTAL. ¡TODO SUCEDERÁ!
PODRÁ LA MUERTE CUBRIRME CON SU FÚNEBRE CRESPÓN;
PERO JAMÁS EN MÍ PODRÁ APAGARSE LA LLAMA DE TU AMOR.
NO HAS SENTIDO NADA EN LA NOCHE
No has sentido en la noche,
cuando reina la sombra
una voz apagada que canta
y una inmensa tristeza que llora?
¿No sentiste en tu oído de virgen
las silentes y trágicas notas
que mis dedos de muerto arrancaban
a la lira rota?
¿No sentiste una lágrima mía
deslizarse en tu boca,
ni sentiste mi mano de nieve
estrechar a la tuya de rosa?
¿No viste entre sueños
por el aire vagar una sombra,
ni sintieron tus labios un beso
que estalló misterioso en la alcoba?
Pues yo juro por ti, vida mía,
que te vi entre mis brazos, miedosa;
que sentí tu aliento de jazmín y nardo
y tu boca pegada a mi boca.
Belu
viernes, 13 de noviembre de 2009
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Tema de literatura que estamos dando. Voy a poner la vida de Mariano José de Larra y Sánchez de Castro.
ResponderEliminar(Madrid, 24 de marzo de 1809 – Ibídem, 13 de febrero de 1837) fue un escritor y periodista español y uno de los más importantes exponentes del romanticismo español.
Es considerado, junto a Espronceda, Bécquer y Rosalía de Castro, la más alta cota del romanticismo literario español. Periodista, crítico satírico y literario, y escritor costumbrista, publica en prensa más de doscientos artículos a lo largo de tan sólo ocho años. Impulsa así el desarrollo del género ensayístico. Escribe bajo los seudónimos Fígaro, Duende, Bachiller y El pobrecito hablador. De acuerdo con Iris M. Zavala, Larra representa el «romanticismo democrático en acción». Lejos de la complacencia en las efusiones del sentimiento, Fígaro sitúa España en el centro de su obra crítica y satírica. Su obra ha de entenderse en el contexto de las Cortes recién nacidas tras la década ominosa (1823–1833), y de la primera guerra carlista (1833–1840).
Tras el temprano suicidio de Larra a los 27 años de edad, José Zorrilla lee en su entierro una elegía con la que se da a conocer.
En 1908 algunos de los representantes de la generación del 98, Azorín, Unamuno y Baroja, llevan una corona de flores a su tumba, homenaje que significa su redescubrimiento y la identificación del grupo con el pensamiento de Larra y con su preocupación por España.
Blanca Sartorius Carreras.
Poema de BECQUER :
ResponderEliminarCARTAS DESDE MI CELDA
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
Información biográfica de Bécquer
ResponderEliminarGustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla en 1836. Su nombre original era Gustavo Adolfo Domínguez Bastida, pero el poeta adoptó el segundo apellido paterno, Bécquer (originalmente un nombre flamenco, Becker). Su padre fue un estimable pintor sevillano cuyos antecesores habían emigrado a España en el siglo XVI. El hermano del poeta llegó a ser un reconocido pintor y realizó el retrato más conocido de Gustavo Adolfo (véase arriba).
En 1846 se murió el padre de Bécquer y se ingresó a su hijo en un internado para huérfanos de familias nobles sin recursos económicos. Inició estudios de Náutica que no prosiguió. Durante este período compuso con su amigo Narciso Campillo un drama y una novela. En 1847 se murió la madre de Bécquer y él se fue a vivir con su madrina, quien tenía una biblioteca copiosa de la cual disfrutaba el futuro poeta.
Bécquer se hizo aprendiz de un pintor en 1850 y dos años después continuó sus estudios de pintura en el taller de su tío Joaquín. A los 18 años, en 1854, Bécquer dejó sus estudios de pintura y se trasladó a Madrid. Allí, en 1855, dedicó un poema a una gran figura de la Ilustración española: "A Quintana"; también terminó una fantasía, "Corona de oro." En 1856 escribió con su amigo García Luna una comedia, La novia y el pantalón. El año después terminó la primera entrega de su Historia de los Templos de España y con García Luna escribió la zarzuela La venta encantada (esta última obra la firmó Bécquer con el seudónimo Adolfo García). A los 21 años se enfermó de tuberculosis; no recobraría nunca por completo la salud.
Helen Alba
José de Espronceda
ResponderEliminarMurió a los treinta y cuatro años de garrotillo en ese mismo año de 1842, cuando se iba a casar con Bernarda de Beruete.
Garrotillo: Nombre con que se identificaba antiguamente a la enfermedad hoy en día conocida como difteria y que se caracterizaba por la inflamación de las mucosas respiratorias.
Helen alba
Poemas de Espronceda
ResponderEliminarA UN RUISEÑOR:
Canta en la noche, canta en la mañana,
ruiseñor, en el bosque tus amores;
canta, que llorará cuando tú llores
el alba perlas en la flor temprana.
Teñido el cielo de amaranta y grana,
la brisa de la tarde entre las flores
suspirará también a los rigores
de tu amor triste y tu esperanza vana.
Y en la noche serena, al puro rayo
de la callada luna, tus cantares
los ecos sonarán del bosque umbrío.
Y vertiendo dulcísimo desmayo,
cual bálsamo süave en mis pesares,
endulzará tu acento el labio mío.
Canción de la muerte:
Débil mortal no te asuste
mi oscuridad ni mi nombre;
en mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compasiva, te ofrezco
lejos del mundo un asilo,
donde a mi sombra tranquilo
para siempre duerma en paz.
Isla yo soy del reposo
en medio el mar de la vida,
y el marinero allí olvida
la tormenta que pasó;
allí convidan al sueño
aguas puras sin murmullo,
allí se duerme al arrullo
de una brisa sin rumor.
Soy melancólico sauce
que su ramaje doliente
inclina sobre la frente
que arrugara el padecer,
y aduerme al hombre, y sus sienes
con fresco jugo rocía
mientras el ala sombría
bate el olvido sobre él.
Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores,
y ofrezco un lecho de flores,
sin espina ni dolor,
y amante doy mi cariño
sin vanidad ni falsía;
no doy placer ni alegría,
más es eterno mi amor.
En mi la ciencia enmudece,
en mi concluye la duda
y árida, clara, desnuda,
enseño yo la verdad;
y de la vida y la muerte
al sabio muestro el arcano
cuando al fin abre mi mano
la puerta a la eternidad.
Ven y tu ardiente cabeza
entre mis manos reposa;
tu sueño, madre amorosa;
eterno regalaré;
ven y yace para siempre
en blanca cama mullida,
donde el silencio convida
al reposo y al no ser.
Deja que inquieten al hombre
que loco al mundo se lanza;
mentiras de la esperanza,
recuerdos del bien que huyó;
mentiras son sus amores,
mentiras son sus victorias,
y son mentiras sus glorias,
y mentira su ilusión.
Cierre mi mano piadosa
tus ojos al blanco sueño,
y empape suave beleño
tus lágrimas de dolor.
Yo calmaré tu quebranto
y tus dolientes gemidos,
apagando los latidos
de tu herido corazón.
Helen alba